16.6.13

115

Hoy voy a hablaros de cuando le vi.

Aparcando su moto recién restaurada, que casi tenía el aroma aún a pintura fresca.

Y pensé en decirle lo mucho que necesitaba que volviese, que me abrazase, que me besase, y si hace falta, que con sus suaves manos me rompiese en pedacitos de nuevo el corazón, porque, ¿para qué quiero un corazón si nadie lo destroza?


Las mujeres fardamos de ser autónomas, frías y diligentes; y como cualquier buena independiente necesitamos a una persona que nos haga sentir que en el universo de nuestra vida adulta sobran los consejos de un extraño.


Y aún así, allí, de pie, con decisión a acercarme, palpar su chupa de cuero y susurrarle al oído despacio que en mi cama aún quedaban restos de su olor; allí,


me volví a casa, sola.

114

Tocarte.
Besarte.
Amarte.
Que no me hablen de arte si no han visto tu piel.
Ver una entrada al azar